Si no voy al teatro, me muero. Si no voy al cine, me muero. Si no leo un libro, me muero. Si no veo una exposición, me muero. Me muero sin la cultura. Me matan sin la cultura. Me callan sin la cultura. Me callan con los deportes. Me embalsaman con un pisito. Me embalsaman con el colegio privado. Me embalsaman con las relaciones sociales. Y al final, me embalsaman con lo que me gano, pero, no, con lo que me merezco. Adios cultura. Adios criterio. Bienvenido don Dinero.
Visitas
lunes, 5 de septiembre de 2011
Vendaval de micros
Sus manos, mis fantasías
Entro sola en la habitación, me quito la camisa y me tumbo bocaabajo. Al poco escucho sus pasos, que se acercan a la camilla. Pide que me desabroche el pantalón y lo coloca más abajo de las caderas. Contengo la respiración. Acerca sus manos a mi cuerpo, recita unas palabras en voz muy baja y comienza el masaje. Tiene las manos fuertes, tibias, y las palmas ásperas. Con ellas recorre mi espalda, desde el coxis hasta la nuca, con una ligera presión. Imagino que son caricias. Me asusto, ¿puede leerme el pensamiento? Me relajo, ¿qué más da? Si sabe lo que pienso, seguro que le gusta. ¿A quién no? La fantasía dura 20 minutos, cada día lo alarga un poco más. Ayer añadió los brazos y hoy los pies, ¿el próximo miércoles pedirá que me de la vuelta?
De momento, me conformo. El sábado, ya veremos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Me encanto leerte en este acontecimiento. El relato es muy bueno.
Un abrazo.
Publicar un comentario